Mentón, Francia – 6/3/2017 – 10:00 – km 1800.
La frontera entre España y Francia la pasé cerca de la Junquera, atravesando los Pirineos por caminos de tierra con cuestas empinadas, en un día dominado por fuerte viento de tramontana (de cara).
Tenía pensado acampar, pero desmoralizado por el esfuerzo y con muy pocas ganar de intentar dormir mientras el viento azotaba la tienda, decidí probar suerte y escribir a Jean-Philippe a través de Warmshowers, quien me acogió como si fuera un amigo de toda la vida.
Cuando llegué a casa, la cena (con cerveza fría incluida) estaba preparada, pero Philippe, como experto en esto de viajar en bici, sabía que lo primero que necesitaba era una buena ducha… Al día siguiente tenía que madrugar, pero me dejó las llaves de la casa para que descansara bien y me fuera cuando estuviera listo.
Desde allí, en Riunoguers, la Eurovelo 8 que voy siguiendo, baja por una carretera de montaña poco transitada hasta la costa y la sigue cruzando varias desembocaduras de ríos que, a veces, te hacen pensar que no estás en Francia, sino en Alaska.
Alternando carreteras de playa, carriles bici paralelos a vías fluviales y caminos que serpentean entre lagunas llenas de aves, llegué a Montpelier.
Desde que dejé los Pirineos hasta La Gran Motte, pasado Montpelier, recorrí unos 350km en 4 días. A pesar de que el terreno era más o menos llano, el viento de cara, el tiempo inestable, la falta de higiene y, en general, la “frialdad” de la gente, hicieron que fuera desgastándome. Hasta el punto de que pequeños detalles que antes me pasaban desapercibidos, empezaron a molestarme.
En los días siguientes empecé sentir la soledad. Por más que intentaba conseguir alojamiento para, no solo ducharme, lavar la ropa y dormir tranquilo, sino para sentir el calor y la tranquilidad que aporta el ”cariño” de una persona que sabes tiene cierta preocupación por ti, que si te ve con mala cara intente averiguar qué te pasa y hacer algo para que te sientas mejor, no lo conseguía.
El 4 de marzo, en Fréjus tras pasar una noche horrible debido a una tormenta decido encerrarme en un McDonald’s hasta encontrar alojamiento, planteándome incluso la posibilidad de un hotel.
Por suerte, Guilleme, Clemançe y Lena aceptaron mi solicitud en Antibes a 50km de donde estaba. de Warmshowers (si no sabes qué es Warmshowers, lo explico en este post) ¡Os puedo asegurar que nunca he hecho 50km de subidas y bajadas tan a gusto! Hasta el viento se unió a mi felicidad, empujándome por primera vez desde que comencé el viaje.
Al llegar, no me pudieron recibir mejor. Primero me invitaron a darme una ducha y cuando salí, la cena estaba en la mesa – pollo con arroz, quesos, pastas francesas cerveza artesanal, etc. Y, al día siguiente, domingo, tras un desayuno contundente me llevaron a la playa a disfrutar de la buena temperatura y las vistas a los Alpes nevados.
Descansado, cargado de energía, con la ropa limpia y con una bolsa de comida que me habían regalado, el 6 de marzo arranqué rumbo Italia!
Y… sorpresa, me encuentro de nuevo con Agathe y Marion – dos chicas francesas que me había encontrado hacia algunos días, pero que solo habíamos intercambiado nombres y poco más… Esta vez decidimos pedalear juntos la – bastante bonita, aunque demasiado urbanizada – Costa Azul, hasta Italia!
Y dejo su presentación para el siguiente post, solo adelanto que hicimos muchos kilómetros juntos, pasando muy buenos momentos:
Conclusión
Sabía que más tarde o más temprano vendrían momentos malos, en los que me sentiría solo y algo bajo de ánimo. En ésta etapa he tenido el primero, que he superado con la ayuda de la buena gente que me he encontrado y que espero que sigan apareciendo en los malos momentos que seguro vuelvo a tener. Como de todo se aprende, de esta primera mala experiencia he salido fortalecido.
Por último y no por ello menos importante, (“last but not least”) GRACIAS por estar aquí!. Espero que te haya gustado y te invito a que dejes un comentario, con lo bueno y lo malo que hayas encontrado, o compartas la entrada. Será un empujón en las cuestas arriba y me ayudará a seguir mejorár.
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